Las prácticas de reparación son para mí refugios sutiles donde encuentro el camino de regreso, es aquí donde descubro fragmentos de sanación que me reconectan con el mundo, donde la permanencia y la contemplación son la puerta para regenerar mi vínculo con la fuente.

Repararnos, recargarnos, resetearnos, regenerar nuestra propia energía a través de una acción, sin acción. Contemplar, parar, mirar, sentir.

Todes tenemos una forma de conectar con la fuente
que nos suministra energía para seguir viviendo.

En medio de este mundo que nos atropella,
encontramos hábitos cotidianos que nos ayudan.

¿Qué rituales diarios reparan tu energía?
¿Qué espacios o prácticas diarias te ofrecen refugio?